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EFI UDA desarrolló programa preventivo de salud corporal en el trabajo con personal del Conservador de Bienes Raíces de Copiapó

efi 2Experiencia se materializó en un proceso de “práctica de actividad física”, para todas las personas que trabajan en este servicio durante de tres meses, gracias al convenio de colaboración entre el departamento de Educación Física de la Universidad de Atacama y el Conservador de Bienes Raíces y Archivero Judicial de Copiapó (CBRC).

El académico César Araya Zarricueta, quien al momento de realizar estos talleres ejercía el cargo de director del departamento de Educación Física explicó que el Programa Preventivo de Salud Corporal en el Trabajo dirigido metodológica y técnicamente por el profesor de la asignatura de Fisiología del Ejercicio de dicha casa de estudio, Hugo Martínez Cortés.

El profesor César Araya manifestó acerca de este programa que “es también interés de nuestro departamento y tal como se lo hemos manifestado al rector, generar instancias similares con los funcionarios académicos y no académicos de la Universidad, como por ejemplo el programa 30/30,  Activa tu Zona o Desplazamiento activo”.

Sobre el particular la nota publicada en Diario Chañarcillo el 24 de abril de 2024 expresa en detalle la aplicación de la experiencia a través de las voces de los protagonistas: 

SALUD Y BIEN-ESTAR LABORAL

En el contexto de un convenio de colaboración suscrito entre el Departamento de Educación Física, Deporte y Recreación de la Universidad de Atacama (UDA) y el Conservador de Bienes Raíces y Archivero Judicial de Copiapó (CBRC), es que surge el interés mutuo de generar entre ambas instituciones un vínculo y espacio de encuentro.

Es así entonces, que en el marco de un trabajo conjunto y coordinado fue posible llevar a cabo un Programa Preventivo de Salud Corporal en el Trabajo, que se materializó en un proceso de intervención referido a la “práctica de actividad física”, para todas las personas que laboran en el oficio Conservatorio durante un periodo de tiempo de tres meses.

La puesta en marcha del programa antes señalado fue apoyada directamente por el director del departamento de Educación Física, César Araya Zarricueta, quien destacó que: “para el departamento es una tremenda oportunidad generar espacios de encuentro con instituciones y más si desde ellos nace la inquietud de crear programas de actividad física para sus colaboradores”. Por su parte, el proceso fue dirigido metodológica y técnicamente por el profesor de la asignatura de Fisiología del Ejercicio de dicha casa de estudio, Hugo Martínez Cortes. En tanto, el diseño del programa y coordinación interna fue llevada a cabo por Fernando Torres Llewellyn, quien señaló que: “estamos muy orgullosos de la vinculación que hemos ido desarrollando con la Universidad de Atacama, que no sólo se circunscribe al área Jurídica, sino que hoy en día se extiende con el Departamento de Educación Física y prontamente con el Departamento de Psicología, lo que nos entusiasma con especial agrado en la línea de seguir generando instancias, en este caso a través de este programa, que dice relación con nuestro anhelo y propósito institucional de cuidar e impactar positivamente el bien-estar integral de nuestras funcionarias(os) y, que además, esto pueda animar a otras organizaciones a situar el foco en la salud preventiva de las personas”.

Le preguntamos al Conservador de Bienes Raíces de Copiapó, Tomás Jarpa Concha, ¿cuál fue el motivo y qué los animó a generar esta innovadora iniciativa? quién nos contestó: “este proyecto es parte del compromiso que como organización hemos tomado en ir poco a poco consolidando una cultura de bienestar, cuidado y seguridad cómo valor principal de nuestras relaciones interpersonales, por lo tanto, constantemente intentamos dirigir nuestros esfuerzos hacia ese propósito. En esa línea, la motivación de Fernando Torres, Gerente de Bienestar del Conservador, fue crucial para pensar en elaborar un programa, del cual teníamos la convicción que debía estar construido a partir de una adecuada planificación y acompañado de una ejecución de acciones concretas, y en ese sentido estamos inmensamente agradecidos del Departamento de Educación Física de la UDA, y sobre todo de la dedicación y colaboración de ellos. Es muy enriquecedor desarrollar este tipo de programas en el que no se ha requerido de ningún presupuesto económico, sino que ha sido el resultado de la gestión de personas, en este caso Fernando, César y Hugo, quienes al compartir una misma visión los unió con miras a un objetivo común”.

Respecto de la estructura general del programa de intervención que se llevó a cabo, puntualizar que éste se inició con un diagnóstico Inicial, en dónde se evaluó cada uno de los Indicadores de la Condición de Salud Corporal de las 33 personas del CBRC a través de las siguientes evaluaciones/tests:

Se realizó un examen de Bioimpedanciometria, a través del equipo InBody 270, el cual informó de manera detallada y segmentaria la composición de masa grasa, magra, niveles de agua corporal, índice de masa corporal, entre otros. Además, se llevó a cabo la prueba del escalón 3X1 Step, que evaluó la capacidad aérobica de las personas a través del volumen máximo de oxígeno (VO2 máx.). Por otra parte, para medir la fuerza se utilizaron las pruebas de Sentadilla Profunda en 1 minuto, Fuerza de Prensión Manual a través de dinamómetro y test Abdominal en 1 minuto. Finalmente se consideró la prueba de Flexibilidad Profunda como estimador de la movilidad muscular y articular corporal.

El profesor Hugo Martínez Cortés quién estuvo a cargo de la aplicación en terreno de las pruebas antes mencionadas, destacó: “es muy relevante poder estimar la condición corporal de las personas en cada uno de sus componentes y lo necesario que se hace hoy en día para conocer la salud física en un grupo tan poco estudiado como el laboral, sobre todo si estas mediciones se realizan bajo pruebas con estándares confiables y validados. Me gustaría destacar el aspecto actitudinal visto en los funcionarios del CBRC para la ejecución de cada una de las mediciones, principalmente la relacionada al post trabajo, donde observé un ánimo de curiosidad y entusiasmo respecto de conocer los cambios físicos producto del compromiso personal. Para culminar, me siento agradecido de poder ser parte de esta iniciativa impulsada por esta institución y colaborar en el bienestar de sus funcionarios, que sin duda logran de manera paralela una mejor atención a sus usuarios”.

Una vez concluido el proceso de diagnóstico, se dio comienzo a la fase de Planificación (Momento 1), en donde se realizaron acompañamientos y prácticas de coaching individuales que permitió co-construir un plan de actividad física a la medida y, junto con ello, declarar un desafío y compromiso ajustado a las necesidades de cada persona. A su vez, se realizaron prácticas grupales de alimentación saludable a cargo de profesional del área (nutricionista) especializada en actividad física y deporte.

Posteriormente, se llevó a cabo la fase de Ejecución del programa, en el que se generaron cada dos semanas reuniones de seguimiento e instancias de retroalimentación personalizadas, respecto de avances y reconocimientos de logros, adecuaciones al plan de actividad física y análisis de brechas de mejora para una mejor adaptación a los nuevos hábitos en desarrollo.

Finalmente, el Programa concluyó con una Reevaluación (Momento 2) de los Indicadores de la Condición de Salud Corporal con el objeto de establecer un análisis comparativo, es decir un antes y un después, entre el Momento 1 y 2.

Es importante consignar que 25 de las 33 funcionarias(os) finalizaron durante los noventa días el Programa Preventivo de Salud Corporal en el Trabajo, cuyo proceso da cuenta de lo siguientes resultados:

En la prueba Step 3×1, el 100% de las funcionarias(os) mejoró su condición cardiovascular, lo que se constató a través de un importante incremento de su VO2 máx. (que es un factor de medida para determinar la capacidad y eficiencia aeróbica de una persona). Esto último, adquiere especial relevancia debido a que es el “Indicador de la Condición de Salud Corporal” más importante y, cuyos efectos, se perciben a corto y mediano plazo y los beneficios se relacionan directamente con una mejora concreta a nivel cardiorrespiratorio, reduciendo con ello la presión arterial, la obesidad, la hipertensión, la diabetes tipo dos, el síndrome metabólico, accidentes cerebrovasculares, ciertos tipos de cáncer y también se relaciona con la reducción de cuadros clínicos de depresión y ansiedad que durante y post pandemia su aparición se intensificó.

Respecto a la realización de la prueba de Sentadilla Profunda, los resultados reflejan que un 97% de las personas mejoró considerablemente la fuerza en sus piernas. Por su parte, la evaluación de la fuerza muscular a través de Dinamometría concluyó que el 85% de las personas mejoró su fuerza de su tren superior izquierdo, en tanto un 89% mejoró su fuerza de su tren superior derecho. A su vez, en la evaluación de Fuerza Abdominal, un 97% de las personas incrementó su fuerza en el core o zona media del cuerpo. Finalmente, respecto de la medición de Flexibilidad Profunda, hay que señalar que un 97% de las funcionarias (os) del oficio mejoró la capacidad de sus articulaciones para llevar a cabo movimientos con mayor amplitud.

A la luz de los resultados revelados, se constató que hubo una mejora e incremento significativo en la salud corporal y mental de las personas, por lo tanto, facilitar un acompañamiento planificado, cercano y amable, que esté acorde al ciclo vital y a las necesidades de cada una de las personas, es crucial para comprender, que la práctica de actividad física sostenida no es algo natural o dado, sino que es posible cuando se crean las condiciones en el entorno, que permitan que el valor esté puesto en el propio cuidado y disciplina para cultivar una mejor salud y calidad de vida.

En esa línea, Fernando Torres Llewellyn, señaló: “creemos que acoger y gestionar adecuadamente estas dos dimensiones “mente – cuerpo”, es un abordaje preventivo fundamental para promover el bien-estar en el trabajo, ya que son dimensiones complementarias entre sí, en tanto, opera entre ellas un circuito de retroalimentación o bucle, que hace un tiempo la ciencia lo distingue cómo un hallazgo neurobiológico, puesto que activando o trabajando desde una de las dos dimensiones podemos indirectamente influir y/o afectar positivamente la otra”.

Finalmente, Matías Jarpa, Gerente Corporativo del Conservador, concluyó: “este programa ha sido una experiencia muy satisfactoria con resultados sorprendentes y muy gratificantes, tanto en lo individual como en lo colectivo de toda nuestra organización. Este beneficioso convenio, el cual agradecemos de manera especial al Departamento de Educación Física, Deporte y Recreación de la UDA, nos demuestra que no siempre es necesario un despliegue de recursos económicos para obtener objetivos importantes que generan externalidades tan positivas. Nos enseña además la prioridad que debemos darle a la vinculación entre organizaciones que tenemos miradas similares respecto al desarrollo y bienestar de las personas. Finalmente, como institución seguiremos comprometidos en trabajar en conciliar y equilibrar vida laboral con la vida personal y familiar.